Última actualización: 10 abril, 2024
Actualmente es difícil que el consumidor sepa el origen exacto de la carne que consume. La única obligación por ley es comunicar el país de origen de la carne pero la normativa no habla ni de regiones ni de granjas ni de estilo de crianza de los animales. ¿Hay manera de saber de dónde procede la carne que comemos? Sí. Aunque no en todos los casos. Ya hace un tiempo en otro post en el blog hablamos sobre la trazabilidad de la carne. En este post os explicamos cómo saber de dónde viene la carne que compramos.
Una entrevista del Ministro de Consumo, Alberto Garzón, en enero de 2022 desató la polémica. En ella, Garzón criticaba las macrogranjas por considerarlas nocivas para el planeta, para los animales y para el mundo rural y abogaba por proteger el modelo de explotación extensiva y familiar. Alberto Garzón puso a las macrogranjas en la diana y a partir de aquí han sido los consumidores los que han reclamado el derecho a saber de dónde procede la carne que come. Es normal que la gente se pregunte de dónde viene lo que compra no sólo por razones de calidad sino por razones de ética personal. Es decir, si estás de acuerdo con lo que dice el ministro y prefieres apoyar a la ganadería extensiva es normal que cuando compres carne quieras saber que no estás comprando un alimento que procede de una macrogranja.
Actualmente el consumidor no puede saber el origen de la carne salvo algunas excepciones. En la Unión Europea se establece la obligación de indicar el país de procedencia de todas las carnes frescas (se puede ver el Reglamento aquí). Esto afecta pues a la carne de vacuno, de cerdo o el pollo entre otras. Es decir, la única información que por ley debe aparecer es la del país de origen del animal y el de sacrificio y despiece. Por lo tanto no es necesario especificar al consumidor en la etiqueta ni la región, ni la granja de procedencia ni el modelo de explotación al que ha sido sometido el animal. Esta información sí que se pide, y es necesario registrarla, pero sólo está disponible para los controles oficiales. Por el contrario, sí que es obligatorio especificar la edad del animal en caso de la ternera.
En esta intervención en el Canal 24 Horas de TVE, Lluís Riera, director de SAIA, explica cómo podemos saber en la actualidad la procedencia de la carne, en relación a la polémica con las macrogranjas.
Si la carne está certificada puedes saber de dónde es. Cada vez hay más certificados de calidad, de ámbito privado, que aparecen en la carne. En el caso de España existen muchísimas certificaciones de ámbito privado que garantizan que la carne reúne unos condicionantes específicos. Por ejemplo, la IGP (Indicación Geográfica Protegida) Ternera Gallega, que garantiza entre muchos aspectos que procede de terneros nacidos, criados y sacrificados en Galicia y de razas autóctonas. El control de esta IGP abarca también su alimentación y cuidados sanitarios para garantizar una calidad concreta de la carne. Al acudir a la carnicería y ver este sello, el consumidor tiene toda la información sobre esta carne en concreto. En esta lista elaborada por el Gobierno, puedes consultar todas las Indicaciones Geográficas Protegidas que existen en España tanto de productos cárnicos como de aceites, vinos u otros productos.
Otro de los sellos en el etiquetado de la carne que garantiza al consumidor que la carne que está consumiendo reúne unas características concretas y que facilita la información de origen de dicha carne, es el de producto ecológico. Con esta certificación, el consumidor sabe que el proceso de crianza del animal ha seguido unos parámetros claramente establecidos.
Los productos animales ecológicos son productos que provienen de una ganadería que proporciona unas condiciones de vida dignas al ganado y los rebaños, con respeto por sus necesidades biológicas y de comportamiento. La alimentación de este ganado también debe realizarse con productos ecológicos y no se permite el uso de antibióticos como tratamiento preventivo. Incluso se legisla el alojamiento del animal, que debe tener una superficie suficiente para permitir la entrada de luz y ventilación adecuada.
En la Unión Europea, cada país decide si la Certificación Ecológica la realiza mediante entidades públicas o privadas. En España, esta elección compete a las comunidades autónomas y la mayoría han optado por la certificación pública. Estas certificadoras realizan auditorías periódicas con el ánimo de garantizar que se cumplen los requisitos de la normativa y no haya fraude.
Muchos consumidores piden un sistema de identificación para la carne similar al de los huevos
El código imprimido en el huevo nos da todas las pistas necesarias sobre el origen de este alimento. En un post en el blog ya hablamos sobre el código de los huevos. En los huevos hay impreso un código como este: 1ES08070546. El primer número puede ser un 0, que significa que es de producción ecológica, un 1 que sería un huevo procedente de gallinas camperas, un 2 si procede de gallinas criadas en suelo o un 3 si las gallinas se han criado en jaulas. El siguiente código (ES) indica el país. En este caso, hace referencia a España. El resto del código indica la provincia, el municipio y la granja de procedencia. Si quieres saber si el huevo es de proximidad y ha estado criado con la máxima calidad, es ideal que sepas reconocer el primer número, el código del país y el de la provincia. Así, seguro que compras con las máximas garantías. El código de la provincia es el mismo del código postal. Si empieza por 08, quiere decir que es el de Barcelona. Mostramos un ejemplo extraído de la Guía de Etiquetado del Huevo.
En este documento podéis consultar las diferentes formas de etiquetar los huevos según su destino.
Un sistema que hace que el huevo tenga una “matrícula” para identificar su origen y características de forma más o menos sencilla.
Esto es lo que se está reclamando para la carne por parte de muchos consumidores. En esta línea, el propio Ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha defendido el derecho de los consumidores a saber esta información de la carne que se llevan a la boca.
Es posible que toda esta polémica desatada sobre las macrogranjas y el origen de la carne se resuelva con una normativa que obligue a un etiquetado de la carne más concreto y que permita al consumidor identificar el origen del alimento de forma más sencilla.
En términos de salud podemos estar tranquilos de que la carne que consumimos es segura. Tanto si hablamos de macrogranjas como de ganadería extensiva, los controles a los que está sometida la carne son muy estrictos. La normativa, en el caso de la Unión Europea, asegura un control total de la carne desde que se cría hasta que llega al consumidor. Es lo que conocemos como trazabilidad. En este post hablamos sobre la trazabilidad en alimentos. Este sistema de trazabilidad permite que en caso de detectarse un problema con un producto en origen, se sepa exactamente dónde está repartido todo el lote y pueda retirarse a tiempo. Este seguimiento se acentuó a raíz de la crisis de las vacas locas, que en 1996 estalló en Reino Unido y que llegó a España pocos años después. Hoy en día si se detecta un brote de alguna enfermedad en una granja, se puede hacer un seguimiento de la carne que ha salido de la granja contaminada hasta llegar a la tienda y poder así evitar su venta.