Última actualización: 10 abril, 2024
Desde que el 1 de enero entró en vigor un nuevo reglamento de la Unión Europea que reconocía los insectos como alimentos, los mercados y supermercados vuelven a vender estos productos.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y especialistas en el mundo de la nutrición y alimentación (dietistas y cocineros) afirman que consumir insectos es más saludable y sostenible (en términos de reducción de la contaminación) que consumir otros alimentos como la carne.
La relación entre insectos y regulación no ha sido nunca buena, ya que en 2015 la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición prohibió su comercialización. Actualmente, en uno de los mercados más conocidos de Barcelona, La Boqueria, se venden insectos de diferentes tipos, tanto a gente local como extranjera, ya que mucha gente siente curiosidad hacia su sabor y les apetece probarlos.
En lo que concierne a su ingesta, consumir un insecto no tiene más peligro que ingerir cualquier otro alimento, según nos cuenta Lluís Riera, director de SAIA.
Silvia de Lamo, profesora del Máster de Nutrición y Salud de la UOC, y Olga Felip, bióloga de la Fundación Alicia, afirman que los insectos son alimentos que proporcionan proteínas, grasas, aminoácidos y ácidos grasos, y que son ricos en micronutrientes como el hierro, magnesio, manganeso, fósforo, selenio, zinc y la vitamina B12. No en vano más de 2.000 millones de personas los consumen.
El país que consume más insectos es México. Los «chapulines«, por ejemplo, un tipo de langosta, son un plato típico que se sirve con guacamole. Por otro lado, las hormigas se ponen por encima de los postres de chocolate, acompañadas de trufa con mermelada de chile y helado de chocolate. En cambio en China, los insectos solamente se venden en mercados para atraer turistas, ya que en realidad la población china prefiere comer carne y tofu en lugar de insectos.
En la India, tampoco consumen insectos dado que la mayor parte de la población es vegetariana, por lo que se decanta por otros alimentos, como legumbres y arroz, y quienes consumen alimentos de origen animal consumen especialmente pollo. Sin embargo, en Japón sí consumen insectos, y no es raro ver a los habitantes de algunos pueblos comprar langostas cocinadas o crudas y consumir crías de abeja como suplemento dietético.
Según la profesora Sílvia de Lamo, se estima que en 2050 habitarán la tierra 9.800 millones de personas, por lo que no podrá proporcionarse suficiente carne para alimentar a toda la población. Es por eso que los insectos se consideran una solución viable para la salud, el medioambiente y la economía. Los insectos son un recurso sostenible, que emiten menos gases de efecto invernadero y no ocupan tanto espacio terrestre como animales para el consumo.
La carne se se puede sustituir por las legumbres, que aportan proteínas propias de los vegetales y son beneficiosas para el medioambiente, al igual que los insectos. Alicia Aguilar, directora del máster y salud de la UOC, afirma que los insectos tienen un valor nutricional como proteína animal pero que las proteínas vegetales también tienen una función biológica muy importante.
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