Última actualización: 18 abril, 2024
Principales conclusiones de los datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona publicados por ARA.
El diario ARA ha publicado una radiografía de los establecimientos de alimentación de Barcelona en materia de seguridad alimentaria. Los datos recogidos son del periodo 2018 – 2019 y son oficiales ya que provienen de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que los ha cedido por una petición del rotativo amparada por la ley de transparencia. Se trata de una muestra significativa ya que en estos dos años se han inspeccionado el 30% de los 12.285 establecimientos censados en la ciudad a enero de 2020. En el caso de los comedores escolares, se ha inspeccionado el 90% de los censados en estos dos años. El ARA divide el informe en tres grandes bloques: restauración, comedores escolares y comercios de alimentación y a su vez, clasifica las deficiencias en cuatro categorías:
1.- Deficiencias en condiciones físicas y el mantenimiento de las estructuras y equipamientos.
Aquí se valora desde el diseño estructural (suelos, paredes, circuitos, etc) hasta el mantenimiento de estos, tanto estructurales como de maquinaria. Por ejemplo unas baldosas rotas provocan la acumulación de suciedad y microorganismos o un horno en mal estado puede provocar que se contamine el alimento que se está cocinando en él. En este apartado suspenden casi todos los establecimientos. El 69% de los comedores, el 87% de los bares y restaurantes y el 79% de los comercios de alimentación.
2.- Deficiencias en la limpieza de las estructuras y el equipamiento
En este apartado se analiza, no sólo la limpieza visual (que es lo más importante) sino también si se dispone de un plan de limpieza y desinfección planificada según el riesgo del establecimiento. También se controlan otros aspectos como la utilización de productos adecuados tanto para limpiar como para desinfectar la instalación. Aquí el número de comedores escolares que presentan deficiencias es mucho menor que el de restaurantes y comercios de alimentación. Un 20% frente al 56% y el 53% respectivamente.
3.- Deficiencias en el procesado y en la manipulación de alimentos
Aquí se valoran aspectos específicos del tratamiento de alimentos. Por ejemplo, la prevención del anisakis en el pescado de consumo en crudo, la desinfección de vegetales o la cocción adecuada de diferentes alimentos. Además también se analiza la aplicación de las buenas prácticas de higiene del personal. Esto incluye, entre otros aspectos, la frecuencia de limpieza de manos, pelo recogido, ausencia de joyas etc. El 38% de los comedores escolares ha presentado alguna deficiencia en este aspecto. Un porcentaje inferior al 53% de los restaurantes y bares y al 43% de los comercios de alimentación.
4.- Deficiencia en las condiciones físicas de los alimentos.
Para valorar este punto, los inspectores se fijan, entre otras cosas, en detectar alimentos caducados o en mal estado. En el caso de los comedores sólo se ha encontrado alguna deficiencia en el 13% de los comedores analizados mientras que en los bares y restaurantes la cifra alcanza el 26% y en los comercios el 29%
No hay motivos para la alarma
El mapa no distingue entre deficiencias leves y graves pero al final indica que la gran mayoría de las detectadas son leves. Concretamente entre el 84 y el 100% de las deficiencias se considera leves en función del tipo de establecimiento y la categoria de la deficiencia. Según la Agencia de Salud Pública de Barcelona, en declaraciones recogidas por ARA, “la incidencia en la salud es mínima y el número de toxinfecciones es bajo, pero a pesar de ello, la normativa es muy exigente con el espíritu de buscar la excelencia”. Y hacen bien. Sin esa necesidad de encontrar la excelencia seguramente habría dejadez y eso se trasladaría en más problemas de salud para los consumidores.
Una iniciativa que debería ir a más
Desde SAIA pensamos que la transparencia es la mejor vía para conseguir la excelencia en materia de seguridad alimentaria en los establecimientos. Si la gente, antes de acudir a un restaurante, o apuntar a su hijo al comedor de la escuela, conoce los datos de las inspecciones, acudirá al establecimiento con más tranquilidad. A su vez, el esfuerzo de los restaurantes por conseguir la excelencia, sin duda será mayor. Estos datos pueden consultarse ya en países como Reino Unido o Canadá y en ciudades como Nueva York o Chicago.
Esta iniciativa del ARA con la Agencia de Salud Pública de Barcelona es para aplaudir pero debería ser más concreta. En este mapa se pone las deficiencias leves y las graves en el mismo saco. Mientras que en los países mencionados anteriormente, se suele tener una puntuación (A, B, C o D en el caso de Nueva York o del 1 al 5 en el caso de Reino Unido)
Puedes consultar el artículo del diario ARA aquí.